El Partido Socialista de Majadahonda ha puesto el foco sobre la zona de hostelería y ocio de La Bolsa. Aseguran que los vecinos «están hartos» de las situaciones que sufren todos los fines de semana y ponen como ejemplo ruidos, botellón, vehículos mal estacionados o suciedad. Una situación que, dicen, «se agrava ante la gran proliferación de gente que se reúne en las denominadas terrazas COVID«, ampliaciones de espacio de los locales de hostelería que se concedieron de forma excepcional durante la pandemia para favorecer su trabajo en espacios al aire libre.

Las estructuras fijas instaladas y ancladas en el suelo del aparcamiento público que se ubica en La Bolsa “siguen provocando molestias permanentes a los vecinos y vecinas por lo que hemos planteado la problemática en el Pleno Municipal y solicitado al equipo de gobierno del Partido Popular que tome cartas en el asunto de forma urgente para solucionar el problema”, ha señalado el portavoz socialista, David Rodríguez Cabrera.

Cabrera también ha destacado la necesidad de “elaborar un ordenanza de terrazas que garantice el trabajo en igualdad de oportunidades de todos los hosteleros de Majadahonda y evite situaciones anómalas como las de la Bolsa y otras zonas hosteleras de la ciudad en las que las terrazas ocupan todo el espacio público de tránsito de las aceras y provoca molestias a los vecinos/as, en especial a los ciudadanos con movilidad reducida”.

Las terrazas ocupan todo el espacio público de tránsito de las aceras

Con respecto a la zona de la Bolsa, los socialistas afirman que los vecinos también se quejan de la tardía respuesta policial cuando avisan por molestias de ruido, vigilancia de cumplimiento de licencias y horarios de cierre o vehículos mal estacionados. Por eso, reclaman una mayor presencia policial, sobre todo durante los fines de semana, «para garantizar el cumplimiento de horarios y evitar el botellón, los ruidos y la suciedad que llevan asociados».

«Los vecinos y vecinas también denuncian las carencias de limpieza de la zona que realiza una empresa privada ya que el operario ni siquiera dispone de un punto de agua o de maquinaria de limpieza a alta presión», apunta David R. Cabrera.

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